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COMPONENTES DE LAS CLASES ESQUELETALES Y SU PREVALENCIA EN UNA MUESTRA DE 104 NIÑOS DE 6 A 11 AÑOS

Artículo de Investigación Original | Revista PgO UCAM: 2022 :32

Pereira Arboleda, María José. Alumna de Máster título propio en Ortodoncia Clínica y Ortopedia Dentofacial en PgO UCAM Madrid., Hidalgo Jiménez, Rocío: Máster de Máster título propio en Ortodoncia Clínica y Ortopedia Dentofacial sede PgO UCAM Málaga. y Morales Jiménez, Luis F.: DDS, MSc, Ph.D., Director académico del Máster en Ortodoncia Clínica y Ortopedia Dentofacial de PgO UCAM.

Resumen

Introducción: La relación maxilomandibular puede determinarse mediante radiografías. Los modelos de estudio en ortodoncia ayudan a tener una idea aproximada entre el maxilar y la mandíbula, pero no aclaran cuál es el determinante de la clase esqueletal. Objetivo: Evaluar la prevalencia de las clases esqueletales y los parámetros que las determinan con el fin de aportar un mayor conocimiento sobre sus componentes y poder realizar un mejor diagnóstico y plan de tratamiento. Materiales y Métodos: Se realizó un estudio descriptivo, retrospectivo y transversal, realizado en muestras de imágenes radiológicas de 104 niños de 6 a 11 años, seleccionadas de los archivos de la clínica de la Universidad Católica de Santiago de Guayaquil (Ecuador) en el semestre A2019, en los cuales se realizaron los trazados cefalométricos de Ricketts y Steiner para determinar la clase esqueletal y el biotipo facial. Resultados: La clase esqueletal más prevalente fue la clase II, seguida de clase I. La principal estructura ósea afectada en la clase II fue la mandíbula, y en la clase I predominaron las bases en equilibrio. El biotipo facial más prevalente fue el dolicofacial y el menos el mesofacial. La prevalencia de la clase II fue igual en ambos sexos. Conclusión: La clase II fue la más prevalente, afectando igual a ambos géneros, el biotipo facial que más predominó fue el dolicofacial. Se observó prevalencia de clase II en grupos de estudios que tenían muestras con rangos de edad entre 6-11 años.

 Palabras clave: biotipo facial, clase esqueletal, cefalometría.

Intro

La relación maxilomandibular puede determinarse mediante radiografías. Los modelos de estudio en ortodoncia ayudan a tener una idea aproximada entre ambos, pero no aclaran cuál es el maxilar determinante de la clase esqueletal1. Broadbent2 introdujo la radiografía cefálica lateral de cráneo, la cual fue y es una herramienta de gran utilidad para el diagnóstico en Ortodoncia. Con la radiografía lateral de cráneo se puede observar una imagen bidimensional en una forma tridimensional, con ella se estudia las estructuras craneales en el plano anteroposterior y vertical, siendo una herramienta clásica utilizada para detectar discrepancias entre ambos maxilares3,4. En ortodoncia la mayoría de problemas ocurren en el plano sagital, por lo tanto, el análisis de las bases óseas en el plano anteroposterior será de gran importancia a la hora de realizar un correcto diagnóstico3.

Las diferentes clases esqueletales son el resultado de la expresión genética manifestada en el crecimiento y desarrollo de los maxilares expresando características estructurales, fisiológicas y de hábitos parafuncionales. La clase I ósea presenta equilibrio entre sus bases esqueletales y realiza una función de masticación, deglución, respiración y fonación con normalidad. En ella se puede observar tres situaciones: maxilares en posición normal con respecto a su base craneal, maxilares retruidos (birretrusión) o maxilares protruidos (biprotrusión). Las clases II y III esqueletal presenta un desequilibrio estructural y, por ende, existen alteraciones en sus funciones fisiológicas. En la clase II se puede observar tres situaciones: maxilar con crecimiento dentro de la norma y mandíbula retrógnata, maxilar protruido y mandíbula en crecimiento normal, o maxilar protruido y mandíbula retrógnata. En la clase III se puede apreciar un maxilar en norma y una mandíbula prognata, mandíbula en norma y maxilar retruido o retrusión maxilar y prognatismo mandibular5-11.

El objetivo de la cefalometría es analizar la relación horizontal y vertical presente entre los cinco componentes más cruciales: cráneo, maxilar, mandíbula y procesos alveolares superiores e inferiores1. El uso de normas cefalométricas permite comparar las medidas de un individuo con un grupo de referencia normal que define las medidas ideales, basadas en factores tales como edad, sexo y raza. Las normas cefalométricas caucásicas son utilizadas para diagnóstico y planificación terapéutica ortodóncica en individuos de etnias diferentes12. El ángulo ANB está considerado como uno de los parámetros más relevantes para el estudio de las discrepancias óseas en el plano sagital13. El biotipo facial se puede determinar mediante un coeficiente de variación vertical (VERT) por Ricketts, en el cual se utilizan cinco ángulos: eje facial, profundidad facial, plano mandibular, altura facial inferior y arco mandibular. Todas estas medidas se relacionan entre sí y se ajustan de acuerdo con la edad del paciente14. El objetivo de la presente investigación es conocer la prevalencia de las clases esqueletales y los parámetros que las determinan, con el fin de registrar cual es la clase y biotipo facial más predominante en un grupo determinado de la etnia ecuatoriana con muestras tomadas para el presente estudio de historias clínicas de pacientes atendidos en la clínica de la UCSG (Universidad Católica de Santiago de Guayaquil), con el fin de poder realizar un mejor diagnóstico y plan de tratamiento.

Material

El estudio fue de tipo descriptivo, retrospectivo y transversal, realizado en radiografías laterales de cráneo de 103 niños de 6 a 11 años. Las radiografías fueron seleccionadas de los archivos de la clínica odontológica de la UCSG en el semestre A2019, cumpliendo con los criterios de inclusión (pacientes de 6 a 11 años con dentición mixta y que aún no hayan alcanzado a su pico de crecimiento) y exclusión (menores a 6 años y mayores a 11 años que hayan asistido a la cátedra de ortodoncia III de la clínica odontológica, que hayan alcanzado el pico de crecimiento, y/o que no tengan dentición mixta), además de los principios de la Declaración de Helsinki15. Los criterios de inclusión fueron: pacientes entre 6 y 11 años con dentición mixta. Una vez obtenidas todas las radiografías cefálicas se realizó el trazado de las estructuras anatómicas con la ayuda de papel calco, negatoscopio y lápiz de mina 0.5. La clase esqueletal se determinó mediante el análisis de Steiner y Ricketts, valorando los ángulos SNA (fig. 1), SNB (fig. 2), ANB (fig. 3), al igual que la Profundidad maxilar (fig. 4), la Profundidad facial (fig. 5) y la Convexidad facial (fig. 6) respectivamente.

Para establecer el biotipo facial se utilizó el índice de VERT (Ricketts) que mide cinco ángulos: Eje facial, Profundidad facial, Ángulo del plano mandibular, Altura facial inferior y Arco mandibular, como se aprecia en el ejemplo de la figura 7. Valores de 0 darán lugar a un biotipo mesofacial, mayores a -0.5 biotipo dolicofacial, y valores mayores a +0.5 biotipo braquifacial.

La metodología empleada se realizó a través de una revisión de la literatura evaluando 4 bases de datos: Science Direct, Scielo, Pubmed y Redaly, de las cuales se escogieron los 20 artículos más relevantes publicados entre los años 2014 y 2019. La búsqueda se realizó con la ayuda de una lista de palabras clave. La lista se obtuvo al buscar artículos con una temática parecida a la investigación (componentes de las clases esqueletales) y tomando las palabras clave nuevas, que fueron agregadas a la lista: cefalometría, relación intermaxilar, ángulo SNA, ángulo SNB y posición maxilar.

Resultados

La clase esqueletal más prevalente en el estudio fue la clase II con un 67.31%, seguida por la clase I con un 32.69% y clase III en un 0% (Tabla1). Con un 16.35% se vio reflejada la clase I esqueletal dentro de la norma, seguida por la birretrusión en un 13.46% y por biprotrusión en 2.88%. En la clase II la frecuencia de retrognatismo mandibular fue del 41.35%, con maxilar en norma, seguida por la protrusión maxilar y con mandíbula en norma 18,27%. Y finalmente la relación esquelética combinada con un 7,69%, en la cual el maxilar se encontraba protruido y la mandíbula retrógnata. La clase III no pudo ser evaluada ya que no se encontraron muestras de esta en el estudio realizado (Tabla 2).

El biotipo facial que más prevaleció (Tabla 3) en la clase I fue el mesofacial (16.34%), seguido del braquifacial (9,63%) y, el que menos porcentaje obtuvo, fue el dolicofacial (6,73%). En la clase II hubo una prevalencia de biotipo dolicofacial (39,42%), seguido del mesofacial (21,15%), y, por último, el braquifacial (6,73%).

 Por géneros, el femenino, el biotipo facial que obtuvo un mayor porcentaje fue el dolicofacial (22,12%) y el que menos prevaleció fue el braquifacial (8,64%). En el género masculino, el biotipo más prevalente fue el dolicofacial (24,04%) y el menos, el braquifacial (7,70%) como se refleja en el Gráfico 1. La clase esqueletal más predominante en el género femenino fue la clase II (34,62%), seguida de la clase I (18,26%). Mientras que en el género masculino también prevaleció la clase II (32,69%) seguida de la clase I (14,42%) como se aprecia en la Tabla 4.

Discusión

La clase esqueletal más prevalente en este grupo de estudio fue la clase II con un 67,31% ocasionada principalmente por retrognatismo mandibular seguida de la clase I con un 32,69%. El biotipo facial que más sobresalió en nuestro grupo de estudio fue el dolicofacial seguido del mesofacial. Estos resultados obtenidos concuerdan con estudios realizados por Carillo1, en México en individuos con edades comprendidas entre los 6 y 15 años, en el que la relación esquelética clase II fue la más predominante ocasionada por retrognatismo mandibular, seguida de la clase I y la clase III.

En la clase I sobresalió la relación de equilibrio, seguida por birretrusión y biprotrusión. La clase II se dio principalmente por retrognatismo mandibular seguida de protrusión maxilar y de una clase II combinada, la clase II tuvo igual prevalencia en ambos géneros, resultados que una vez más coinciden con los obtenidos por Carrillo16 en los que la relación de equilibrio en la clase I y el retrognatismo en la clase II fueron los componentes de las clases esqueletales más prevalentes. De igual manera, Aguirre17 en Perú reportaron prevalencia de clase II (50,5%), clase I (35,5%) y clase III (13%), siendo la prevalencia de la clase II igual para ambos géneros. Concordando con los resultados obtenidos en las investigaciones de Tokunaga y cols1 en México, quienes reportaron prevalencia de clase II en grupos entre 8-12 años, seguida de la clase I y clase III, en los grupos de edad mayores de 12 años predominó la clase I. Gualan y cols18 y Layana19, reportaron en Ecuador resultados diferentes, en los grupos de estudio que presentaban individuos entre los 6 a 25 años, en el que la clase más prevalente fue clase I seguida de clase II y clase III. La prevalencia de la clase I en estos estudios puede estar asociada a que los pacientes seleccionados para dichas investigaciones presentaban un mayor rango de edad, comprendidas entre 6 a 25 años de edad, estos resultados pueden deberse a los cambios que existen en las relaciones de las bases óseas durante el desarrollo17,20. Aydarmi y cols20 pudieron comprobar en sus estudios que habían cambios en las relaciones de las bases óseas en el procedimiento de crecimiento y desarrollo; observaron que en pacientes menores de 17 años había mayor frecuencia de clase II esqueletal y en grupos de estudio mayores de 17 años disminuía el porcentaje de clase II esqueletal, debido a que la mandíbula seguía desarrollándose presentando un crecimiento residual dado hasta los 18 años, mientras que el crecimiento y desarrollo del maxilar se veía disminuido posteriormente a la tercera curva de crecimiento que se daba a los 12 años en mujeres y a los 15 años de edad en hombres.

Conclusiones

  1. La clase esqueletal más prevalente fue la clase II, ocasionada principalmente por retrognatismo mandibular, protrusión maxilar y combinación de ambas. La clase I fue la segunda más prevalente causada en su mayor porcentaje por una relación en equilibrio, birretrusión y biprotrusión.
  2. No se detectó ningún paciente con clase III esqueletal en el grupo estudiado.
  3. La clase II prevaleció de igual manera en ambos géneros. Se realizaron comparaciones con estudios en los que se utilizaban grupos con un rango de edad mayor y se observó que los resultados eran diferentes ya que prevalecía más la clase I.
  4. El biotipo facial más predominante en la clase I fue el mesofacial, en cambio, en la clase II predominó el dolicofacial.
  5. En ambas clases, I y II, predominó el género femenino.

Según estas conclusiones, sería de gran interés realizar estudios con varios grupos de edades teniendo en cuenta los picos de crecimiento que ocurren durante las etapas de crecimiento y desarrollo del individuo, complementados con más estudios radiográficos que evidencien el remanente de crecimiento aún presente en el paciente.

Bibliografía

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